septiembre 05, 2007
El Amor
Si yo tuviera el don de profecía, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy.
Si reparto todo lo que poseo a los pobres y si entrego hasta mi propio cuerpo, pero no por amor, sino para recibir alabanzas, de nada me sirve.
El amor es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace el importante.
No actúa con bajeza, ni busca su propio interés. El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona.
Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad.
El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.
El amor nunca pasará. Pasarán las profecías, callarán las lenguas y se extinguirá el conocimiento.
Porque el conocimiento, igual que las profecías, no son cosas acabadas.
Y, cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. ..."
Corintios, 13
agosto 19, 2007
Víctima de Un Corazon Cosmopolita
mayo 24, 2007
¿Nace o se Hace?
Tuvieron que pasar 2 años, 6 meses y 147 días para que Alfredo le de una oportunidad a Dalila y es que pasaron tantas tortuosas tardes juntos que terminaron por poner un muro entre su futuro.
No recuerdo como comenzó aquella historia pero seguro tuvo un inicio como muchas otras, miradas que fueron y vinieron; salidas y paseos juntos en ocasos de verano. En fin, muchas cosas tienen un inicio prometedor pero no necesariamente terminan bien.
Primero fue la pasión desenfrenada que eclipsó la comunicación; besos y abrazos ahogaron las palabras y hundieron los te quiero. ¿Se puede forjar un futuro sólido a fuerza de besos?
A veces los principios obsoletos de algunos padres terminan por irrumpir en las nacientes relaciones de sus retoños y socavan, erosionan y corroen las bases no tan sólidas de su unión. Este caso no fue la excepción y cobijada bajo la hiriente rama espinosa de un rosal, la madre de Dalila terminó por exhumar cada beso lascivo, cada caricia atrevida de su amada hija, quien con cada lágrima que brotaba de su corazón perdía una pinta de vida.
Pero no fue el brazo de hierro de la madre abnegada quien angustiada trataba de evitar el dejavu de su pasado en la adolescente y tersa piel de su hija, fueron las incomprensiones, la inestabilidad, la inseguridad, la duda y la desazón que destrozaron lo que la madre no pudo y terminaron por sembrar un océano entre su futuro universitario.
Y así transcurrieron días, meses y años, estaciones que pasaron y nadie supo más. Hasta que por un golpe de suerte sus cuerpos se encontraron y dieron nombre al futuro, a un futuro con forma de mujer. Sin embargo, la incertidumbre seguía ahí, la duda tocaba a la puerta y vacilaba con su futuro.
A la duda no le importó la naciente vida y separó su futuro nuevamente por eternas primaveras pero un día cualquiera sin nada planeado, sin una remota idea, ambos decidieron darse una oportunidad y así sin una gota de amor almacenada sin un resquicio de pasado, iniciaron la aventura que ahora felices surcan por lo cielos y los alimenta.