¿A quien le podría gustar el olor de la muerte?
Para mi la muerte engloba olores embriagantes, perfumes indescifrables y a veces hasta sabores exquisitos.
El solo imaginar, caminar por praderas infinitas, con el rocío acariciándolas suavemente y el pasto recién cortado me trae recuerdos interminables. Recuerdos de la infancia, de una infancia llena de animales de granja, establos antiguos y metales oxidados. Recuerdos, llenos de olores a polvo, a tejas húmedas y a cuartos oscuros donde se almacenaba de todo.
Los olores de la muerte me recuerdan la sonrisa de Marcela cuando la despierto con rosas frescas por la mañana. Es un ángel.